… y triunfa la humanidad…

Por Boris L. García Cuartero

Miguelito regala sus dulces a niños celiacos

Mi colega Damaris Leiva Feijóo gusta de los trabajos periodísticos que desnuden el alma de los humanos. No se cómo se las arregla –o si, lo se, es madre amantísima-, en su haber constan varios reportes de personas que se anteponen a las dificultades, pero su último descubrimiento asevera que a pesar de los pesares, persisten entre los terrícolas signos de altruismo, de amor a los semejantes…

Me contó la historia antes de convertirla en audio y video: Un dulcero regala un día a la semana el fruto desinteresado de sus esfuerzos a niños que padecen la enfermedad celiaca; puede que en otros lares estos pequeños tengan la posibilidad de adquirir golosinas a cuenta del mercado, pero aquí el hecho se convirtió en noticia, gracias al olfato de esta reportera.

Miguelito vive en Cienfuegos, en la intersección de las calles Santa Cruz y Cid, es cuentapropista. Vio con frecuencia a una persona que acompañada de dos pequeños degustaba sus dulces, pero solo ella, pues los niños miraban, quizás con la ternura y el ansia de quienes en esa etapa quisieran arrasar con cualquier mostrador de sabores inexplorados…le inquietó tal comportamiento adulto, mas siquiera pensó en una mala acción…

Preguntó y supo que aquellas criaturas son celiacos y por tanto intolerantes al gluten, proteína presente en el trigo, cebada, centeno, triticale, kamut, espelta y posiblemente la avena. Preguntó más y se comprometió a fabricar polvorones –o mantecados, como prefiera- con la materia prima adecuada y sin poner en riesgo la salud de los enfermos.

La niña está feliz…

Mariliadny está agradecida y Daniel Jesús feliz, pues ha dejado de mirar con ojillos de curiosidad al resto de sus iguales. Treinta son los niños cienfuegueros que padecen la afección autoinmune, caracterizada por una inflamación crónica de la parte próxima al intestino delgado o yeyuno, causada por la exposición a la gliadina, proteína vegetal de algunos cereales en la dieta.

…y el niño también…

Los familiares de ambos infantes, felices también, y desde su publicación en la televisión territorial, varias han sido las llamadas, pues Miguelito está dispuesto –y así lo confesó públicamente- a regalar amor y dulzura al resto de los niños, esos que jamás han probado dulce alguno hecho con harina de trigo. Insisto, reglar, pues compra los ingredientes y no cobra el producto de su buena voluntad.

¿Intrascendente el hecho? Pues no, este hombre que se gana el pan nuestro de cada día con el sudor de su frente y depende de sus ingresos, destina parte de los mismos a complacer a los intolerantes muchachitos y su recompensa es únicamente las gracias y la sonrisa infantil, esa que espera que el horno abra, para llenar de esperanzas la complicada existencia de quienes no escogieron vivir con limitaciones.

Los polvorones de Miguelito –al decir de mi colega- tienen además de los ingredientes aptos para celiacos, una alta dosis de amor y generosidad. Materias primas que de multiplicarse en la cotidianidad hacen el milagro y la suerte de ser humanos.

NOTA: La enfermedad celiaca es un trastorno que aparece en personas genéticamente predispuestas. Los síntomas son diarrea crónica, retraso del crecimiento y del desarrollo infantil; también se manifiesta con fatiga, erupciones en la piel, pérdida de peso, cambios en el carácter, vómitos y vientre hinchado.

Se estima que la enfermedad afecta al uno porciento de la población de lenguas indo-europeas, aunque se piensa que es una enfermedad considerablemente sub-diagnosticada. Como resultado de exámenes precoces, se está observando un número creciente de diagnosticados asintomáticos.El único tratamiento eficaz es el cambio a una dieta por vida libre de gluten y permitir la regeneración de las vellosidades intestinales.