Reflexión casi a los 50

Por Boris L. García Cuartero

La media rueda...

La media rueda…

Cuando casi llego a los 50 y con la media rueda acepte la madurez –sin caerme de la mata, claro está-, mi colega y amigo Yansulier García me ha sugerido leer “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, un texto que puede bajar de la red, el autor es Dale Carnegie, actualizado por un colectivo, con el propósito de contemporanizar las consideraciones originales. (www.promineo.gq.nu Libros de la luz http//libros de la luz.tripod.com)

Me aventuro a esta reflexión, aún sin llegar al final de la lectura –no se todavía si podré-, porque ahora mismo me pregunto ¿cuáles serían las intenciones de mi talentoso colega…? aunque según anécdota contada por él y el uso que dio a las herramientas escritas, presumo se trate de ayudarme a transitar 50 años más entre el cariño, la admiración, el respeto, la consideración y cuantos calificativos buenos existan… y se lo agradezco… solo que a estas alturas del campeonato, enderezar es un tanto complicado…

No pretendo cuestionar las técnicas para ganar amigos e influir en las personas, no soy sicólogo, ni sociólogo y mucho menos siquiatra –una excelente profesión para entender la mente humana de estos tiempos-, solo me atribuyo el derecho de pensar en alta voz y plasmar mis criterios, cuando llegado el momento, uno puede decir y con temor a equivocarse adjunto, me importa un pito lo que digan los demás y quienes han de quererme que sea como soy y no como quisieran que fuera… otro colega, Ángel Bermúdez, le agregó con su sabiduría habitual a esta frase: o no querer a la persona.

Entre los acápites más significativos se encuentran: Técnicas para tratar con el prójimo, en el cual aconseja “si quieres recoger miel, no des puntapiés a la colmena”. Soy honesto, sincero, a veces en extremo, no me gusta andar por las ramas cuando en esta época te pueden hasta aflojar la rama para que te caigas y te des… siquiera utilizo probadas artimañas para conseguir lo que quiero, y créame, tengo buenos amigos, el resto me rodean por obra y gracia de la madre natura… a fin de cuentas ¿quién pidió que lo trajeran al mundo con virtudes y defectos…?

Otro interesante “tema” es –palabrita muy en boga por estos tiempos en boca de los decisores, puaf-, Seis maneras de agradar a los demás y aunque me tilden de egocéntrico, me preocupa más agradarme a mi mismo, estar conforme con lo que hago y digo, que andar de buenagente por el mundo cayéndole bien a quien no lo merece y dejando pasar por alto cantarle las cuarenta a quien merece las ochenta, porque uno se encuentra con cada gente por ahí, sobre todo los envidiosos, serruchadores de piso, malsanos, simuladores y aduladores.

Y más llamativo resulta Logre que los demás piensen como usted; imagínese usted, que ahora venga yo de bárbaro a enseñarle a pensar, a que repita mis actos –sin medir las consecuencias y algunos han tenido consecuencias- o sencillamente a que por una engañifa premeditada, deje de ser usted para convertirse en yo. Creo más en la confrontación abierta y franca de criterios, defender sus metas, aspiraciones y pensamiento, aunque algunos pretendan imponer los suyos y más desde puestos de transitorio poder; me niego a conquistar sin polémicas, a estar rodeado de asentidores, que hablan a tus espaldas o fraguan guerritas sordas, porque incapaces de tener la valentía de expresarse, acatan, adulan, se hacen los desentendidos o peor aún, son hipócritas.

Sin embargo, me gusta ese que promueve Sea un líder –egocentrismos aparte-, porque promueve cómo criticar y no ser odiado por ello, tarea harto difícil y acepto las sugerencias; hable primero de sus propios errores, no dejaría tiempo de riposta al interlocutor; a nadie le gusta recibir órdenes, ni a mi tampoco, aunque a veces hay que recomerse los hígados , pues te puede costar hasta el puesto de trabajo; permita que la otra persona salve su prestigio, si es que lo tiene o no está construido por falsas apreciaciones, recuerde a los simuladores, esos que pululan por doquier; y procure que la otra persona se sienta satisfecha de lo que usted quiere, también un poco complicado, pero cuando se tiene talento, se logra.

sin comentarios...

sin comentarios…

Le prometí a mi amigo Yansulier, al menos, leer estas recomendaciones –no puedo asegurarle que las cumpliré al pie de la letra, aunque muy útiles sean- , prefiero multiplicar la alegría, la jarana, el sano juicio, repartir la admiración entre quienes la merecen y tengo contados colegas y amigos que la requieren; hacer de la laboriosidad, y en todos los sentidos, un monumento a la vida, en la cual se ha de construir por uno mismo, sin recostarse al de al lado, tener criterios y defenderlos… con 50 años en las costillas es un poco complicado cambiar, aunque la vida es un constante aprendizaje… quizás en 50 años más piense de otra manera, eso habría que verlo…

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6 Respuestas a “Reflexión casi a los 50

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