Predecible acontecer

Por Boris L. García Cuartero

Disturbios en Venezuela después de la victoria de Maduro

Disturbios en Venezuela después de la victoria de Maduro

Esperé, para que los apasionamientos no obnubilaran la razón. Esperé por lo predecible de los hechos, toda vez que la situación en Venezuela era imaginable, para quienes conocemos bien cómo se socava la voluntad de la gente, cómo se manipula a los desinformados, cómo se manejan los hilos desde el super poder mediático y cuánto de ignorantes nos queda todavía, pese a la evolución tecnológica de estos tiempos.

Era predecible la victoria de Nicolás Maduro –un pueblo en plena efervescencia no podía actuar de otra forma-, aunque la poca diferencia porcentual o numérica entre el chavismo y la oposición nos sorprendiera a muchos. También era fácil de imaginar la reacción con visos de protesta social que hubo en la Patria de Bolívar, pues desde mucho antes se preparaban las condiciones…bastaba con estar al tanto de Twitter, Facebook y algunos medios de comunicación, agoreros del desastre e incitadores a la violencia doméstica.

El propio candidato de la oposición cantó fraude sin conocer las cifras oficiales, tocó las fibras sensibles de sus seguidores –y dicen  “tocó” con algo más material a unos cuantos- y ahí mismo explotó la bomba de tiempo, alteración del orden, incendios, asaltos, muerte… estas últimas las más dolorosas e innecesarias, sobre todo tratándose de hijos de un mismo pueblo…

Pero qué importaba uno más o uno menos. Lo importante era hacerse sentir, desprestigiar al contrario, dar la apariencia al mundo del caos, la confrontación ideológica y poner a los chavistas como el mal ejemplo a extirpar, por que habían ganado en mala lid, al punto de esconder boletas en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y qué casualidad, allí donde trabajan los cubanos, siempre en la diana de los contrarios ideológicos, cuando más, porque siempre los más son los manipulables… esto también era de esperar…

Lo cuestionable de esta situación es la violencia, siempre la violencia cuando de dirimir posturas se trata, como si dialogar restara solidez a las posiciones de cada quien. Eso también lo conocemos bien los cubanos, en los extremos, aquí y allá, sin dar un paso al centro… hasta anunciadas licencias para matar se preparan, una vez que comience la era postCastro, así que algunos tendremos que preparar testamentos, porque en estos años de acompañamiento –por convicción, imitación y hasta oportunismo-  el “delito” es catalogado de grave, pena de muerte.

Saquemos conclusiones de este acto de incivilización. Se sabe cómo, cuándo y desde dónde se preparó la revuelta de “inconformidad ciudadana” en Venezuela; una y otra vez el mismo origen, más de lo mismo desde donde no nos dejan vivir en paz, solo por el “agravio” de ajustarnos a elegir como nos da la gana, solo porque no doblegamos la cabeza, la misma que una vez fría, debiera ser empleada para pensar qué será de este mundo si un solo poder, una sola ideología, un solo modelo se nos impone por obra y gracia de unos cuantos empoderados.

Y que conste, desde Cuba no defendemos únicamente el petróleo –que hace falta-, sino la convivencia entre los pueblos, el sentirnos libres de decidir nuestros destinos y también lo que nos une o nos divide a los latinoamericanos.

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