Por Boris L. García Cuartero
Esperaba por la clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular para escribir sobre la patriótica fecha del 24 de febrero –hombrada en la historia cubana-, día de 1895 en que se regresaba a la manigua con más ansias de libertad, un pensamiento que nos acompaña todavía, pues la verdadera emancipación es derrotero para todos los seres humanos, sobre todo si los peligros son constantes…
Otro momento para recordar la efeméride. Volvemos a insuflar la esperanza al escuchar al ratificado Presidente Raúl, y constatar que se marcha sin apuros, pero a pasos sólidos hasta lograr la sustentabilidad del proyecto social que escogimos por mayoría en la Isla y para lograrlo habrá que cambiar todo lo que debe ser cambiado, sentencia fidelista. Sigue leyendo