No encuentro título…

Por Boris L. García Cuartero
Este sábado nos volvimos a reunir -con 53 años casi todos en las costillas- los que hace mucho tiempo nos hermanamos. Volvimos a escuchar la música de nuestra adolescencia-juventud, volvimos a bailar aquello que estaba de moda, volvimos a revivir aquel tiempo inolvidable, cuando la inocencia y los sueños nos ocupaban la mayor parte del pensamiento.
Volvimos a hablar del pasado, a revivir las anécdotas, las maldades, el hijoeputímetro de algunos… recordamos la inocencia y los sueños, hablamos del presente y del futuro, para muchos incierto, muy a pesar de los años vividos. A estas alturas coincidimos o no en muchos criterios, y los discutimos siempre como hermanos, vistos desde la madurez que se supone tengamos en estos momentos del campeonato y llegamos siempre a la misma conclusión: La amistad. Válganos la amistad que construimos para perdonarnos o crucificarnos los unos a los otros….
Este domingo acabo de ver la película cubana Regreso a Ítaca, y entiendo por qué alguien o algunos decidieron no exhibirla en el Festival de Cine Latinoamericano, según trascendió en los medios alternativos. Tengo el corazón apretado por muchísimas razones, de las cuales prefiero no escribir -¿será por miedo?

Conducta y mi viaje a la semilla…

Por Boris L. García Cuartero

Para mi la película cubana Conducta, fue eso, un viaje en el tiempo, el regreso a mi época de escolar y por dos razones: una, tuve excelentes maestros durante la primaria; dos: vi en la casa y en la escuela la ejecutoria de brillantes educadores –y lo digo sin modestia alguna, sino con el orgullo de llevar un apellido ilustre en el magisterio de Cienfuegos.

De la película me impresionó la excelente actuación de Chala, un niño del que supe por sus entrevistas a diferentes medios de comunicación, nada tiene que ver con el personaje. A Carmela, insisto, la conozco desde pequeño; iba y venía de la escuela con los alumnos “malos” de mi abuelo, los mismos que o desayunaban o almorzaban en casa, repasaban las materias con la abuela…para el viejo Cuartero no existían alumnos malos, todos eran sus alumnos y punto.